martes, 13 de diciembre de 2016

Discriminación-AdultoMayor




¿Cuál es nuestro problema con el adulto mayor de 50?








Hay una tendencia deplorable de desemplear o no emplear a las personas mayores de 50. Pese a que la ley castiga la discriminación es cuestión de sentarse y escuchar para conocer historias de historias de personas que reúnen todas las capacidades y que son excluidas de la posibilidad de emplearse.
No tengo intención alguna de exponer mis argumentos sobre la incapacidad del gobierno de proteger a estas personas, porque no vale la pena hacerlo ni creo que recaiga en el estado toda la responsabilidad. En cambio quiero contarles la vergonzosa historia de un señor a quien llamaremos Otto, vergonzosa para nosotros los adultos jóvenes de este país.
Don Otto, hombre trabajador, mesero de profesión se desempeñó toda su vida como un mesero sobresaliente, productivo, enérgico y leal. Siempre fue característico de él su gran respeto por su profesión y su pasión y lealtad hacia el gremio. Dedicó los últimos 8 años de su vida, a una empresa que nunca le pago horas extra ni valoro como debía ser su trabajo. Aun así, nunca se escuchó a Don Otto quejarse o se le vio desempeñando con menos carisma su trabajo. Hace unos día con la entrada del nuevo gerente, un joven lleno de ideas se le anunció a don Otto que él no se veía contemplado en los nuevos proyectos que se tenían planificados para la empresa. Así terminan los 8 años de trabajo de don Otto, sin una justificación un tanto razonable.
¿Por qué será que los jóvenes inexpertos como somos y llenos de dudas sin contar aún los fracasos necesarios para ser exitosos nos creemos dignos de sacar del juego a la gente que se encargó de dignificar y hacer crecer los oficios que hacen grande este país?
Hemos perdido la razón y creemos que nuestra juventud nos hace omnipotentes, llegamos a imponer nuestras reglas a punta de prepotencia y nos hemos vuelto totalmente estúpidos. Podríamos aprovechar toda la experiencia ajena que esta gente puede aportar, gente que ya ha corregido una y mil veces errores que aún no cometemos.

Estamos sembrando karma y es probable que nosotros no tengamos la suerte que ellos tienen de por lo menos ser abrazados por su familia cuando pierden su empleo.
¿Qué nos deparará el futuro?

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